10 mayo, 2014

Él 17 de septiembre de 1982

Entre papeles que guardaba, encontré un artículo que me publicaron, junto a una foto del Papa Juan Pablo II en la contra portada de “Levante”. Salió el 17 de septiembre del 82 con motivo de la preparación del viaje del Papa a España en el mes de noviembre. Entonces su publicación me alegró mucho y ahora el encontrarlo. Verlo me sirve para agradecer haber llegado hasta el 2014, y haber visto santo a aquel papa valiente y entrañable que muchos conocimos, quisimos y formó parte de nuestra historia y de la historia del mundo. Aquellos días de San Juan Pablo II entre nosotros fueron inolvidables y pudimos seguirlos paso a paso: Ávila, Loyola, Segovia, Zaragoza, Santiago… en una televisión en blanco y negro, de la que costaba separarse. Pude ir a verlo, a Madrid a la Misa para las Familias en “La Castellana” donde, al poco de instalarse el divorcio en España, le oímos gritar con voz enérgica: “¡El matrimonio es indisoluble¡”. Lo ví también en Valencia en la Ordenación Sacerdotal en La Alameda. Por aquellos tiempos hubiera querido un hijo sacerdote.. No ha sido así, pero.. ahí están cinco nietos. San Juan Pablo II en la “ Redemptor hominis”, escrita al principio de su pontificado, nos dijo: “Jesucristo es el centro de cosmos y de la historia. A Él se vuelven mi pensamiento y mi corazón.”. En aquel artículo que escribí en el 82, con un entusiasmo fundado, figuraba esta cita de Dostoievsky:”Somos en la tierra vagabundos, y si no tuvi´ñeramos para guiarnos la preciosa imagen de Jesucristo, sucumbiríamos y nos extraviaríamos completamente como el género humano antes del diluvio”.