21 abril, 2014

Los días van cayendo

Los días van cayendo sin que apenas nos demos cuenta. Vivídos no consignados y es de lamentar porque dar cuenta de ellos – diario, blog - es una manera de agradecerlos. Cuando el pasado 6 de marzo ví con alegría, adelántandose a la primavera, la verja del Colegio Mayor Luis Vives cubierta de jazmines, recordé que ese día se casaron mis padres, y agradecí recuerdo, eco y consecuencias. Me dije que lo escribiría, y lo hago hoy, 21 de abril. Abril es un mes hermoso, es la Pascua, “el primer mes del año”. En abril nacieron tres de mis hijos. Los días caen sin ruido y así, sin dramatismo se agota nuestra vida, sin que nos demos cuenta, como se agota la sal en el cuenco o el aceite en la garrafa, A mi me espanta esta inconsciencia, a la que todo ayuda – la prisa es la ruina del hombre dice la Escritura - frente al paso del tiempo. También le espantaría a Unamuno. porque antes no era así. El Jueves Santo, me llamó por teléfono Francisca. Se lo pedía el cuerpo, mejor dicho el alma. Francisca - cerca de los ochenta y con mucho suelo fregado en su haber -, me dijo que el miércoles había ido a la Iglesia a confesarse. Luego empezó a renegar del gobieno: “ Roban el dinero de los pobres. ¿Es que no piensan que tendrán que dar cuenta?”. Francisca – obviamente pensaba en el juicio de Dios - “ No Francisca, no piensan”. Luego más apaciguada me recitó, con maestría parte del Vía crucis en verso que le enseñó su abuela, junto al fuego en las largas noches de invierno de su pueblo castellano. Éstá ya encima, 27 de abril, la canonización de Juan Pablo II. ¡Cuánto se podría contar de vida y escritos…pero al menos, citaré unas palabras suyas, al reverso de una estampa en la que se le ve joven y guapo, “Queridísimos, tened la valentía de alcanzar la gracia de Dios por medio de la Confesión Sacramental. ¡Esto os hara libres. Que el Espíritu Santo os conceda la gracia de un sincero arrepentimiento, de un firme propósito de la enmienda y de una sincera confesión de las culpas”. A próposito Unamuno en su diario pide a Dios un 28 de abril que le de la gracia de poder ir “al lavadero de la confesión” porque es consciente de que "no tiene voluntad". Ya sabemos el refrán: Dios nos coja confesados.

1 Comentarios:

At 26 abril, 2014 18:44, Blogger misael escribió...

Sí eso decía la primera lectura de Jueves Santo, "porque este será para ti el primer mes del año".
Es verdad que el tiempo y la vida es un don... ¿ y cuando se vive amargamente el transcurso de los días ? Respondía el otro día Munilla en su programa de los lunes en R. María, a una oyente con una enfermedad que la "parte": "sé valiente, sé osada y estate alegre a pesar del sufrimiento, porque no tenemos que esperar a que la vida nos cambie para empezar a ser felices". ¡ qué bonito ! Munilla habla muy bien. Evidentemente él no habla de la inmoralidad de su propia diocesis, de sus propios políticos. Se entiende... eso podría poner en la picota a los católicos vascos.

Feliz Pascua !

 

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