08 noviembre, 2012

Dora

Me he hecho amiga de Dora, que está en el cielo ya y en proceso de Beatificación. E incluso le he encargado, por diversas razones, a varios miembros de mi familia. Causa: el estar leyendo “Una luz encendida”. Daré algunos datos de Dora: “Salvadora Honorata nació el 11 de enero de 1914, en Boca de Huérdano (León). Tras los estudios elementales comenzó a trabajar como empleada doméstica. En 1946, pidió la admisión en el Opus Dei – tras trabajar duramente en “La Moncloa” residencia de estudiantes que abrió San Josemaría en Madrid (Ciudad universitaria) en septiembre de 1943 - . En ese año se trasladó a Roma. Con su trabajo escondido y su recia abnegación, fue una ayuda inestimable para San Josemaría y para la expansión”. A Roma fueron cinco mujeres, entre ellas Dora, para hacerse cargo de la Administración del primer Centro del Opus Dei, fruto de mucho sacrificio. San Josemaría en carta de diciembre de ese año, advertía: “Las que vienen a Roma van a saber lo que es pobreza de veras, lo que es un frío auténtico, - San Josemaría tuvo a causa de él una paralisis facial “a frigore” - húmedo y sin calefacción; lo que es vivir en casa ajena, hasta que forcemos el Corazón de Jesús .. Que se preparen con entusiasmo y con la alegría habitual, a estas pequeñas cosas encantadoras. No es posible hacer fundación de casas sin contradicciones. Y las que he apuntado son bien pocas.” Con este preámbulo iniciador contaré, lo que quería contar.

1 Comentarios:

At 11 noviembre, 2012 20:40, Blogger misael escribió...

Rosa,

"A frigore", qué bonita historia. Qué bonitas las fundaciones de San Josemaría. Me recuerdan cuando leí la vida de Santa Teresa, la de Ávila, la alegría con la que vivía las carencias. Luego también me gustó lo forzar el Sagrado Corazón. ¡ Qué bueno ! En fin. Hoy el sacerdote, en la homilía para niños, hablaba de que a diferencia de la viuda de Serepta, a la que se le puso una prueba rápida, fiarme o no de Dios a través de su profeta, el resto tenemos que vivir la "gran prueba" que es nuestra vida, y si nos fiamos, pues ale! a la vida eterna.

Un saludo

 

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