29 noviembre, 2012

Algo pasa

En la barra de un bar, me decía una profesora de Historia : “ En occidente, en un tribunal, la palabra de una mujer vale lo mismo que la de un hombre y en el Islam la palabra de una mujer vale la mitad que la palabra de un hombre”. Y continuaba con voz exaltada “las vemos con el "velito"y pensamos: pobres ¡que buenecitas¡,¡pero así no van a ninguna parte¡. Tiene razón. Es una suerte para nosotras haber nacido aquí. Decía recientemente el titular: de un periódico: “ El 48% de las mujeres españolas no quieren tener hijos” Me aterré. Me hubiera gustado leer: “Las mujeres españolas, tienen muy difícil la maternidad”, lo que es una realidad.Pero las mujeres árabes se reproducen, las occidentales no. ¿No es eso la caída de occidente? La salvajada del aborto, esté o no legalizado, ha traído amén de una licencia para matar en casos concretos - cuyas cifras espeluznan- el desprecio de la vida humana. Hasta el punto de considerarla no un don de Dios, sino un derecho del hombre. No siempre ha sido así, cuando yo era joven, entre las casadas, una mujer se “medía” por el número de hijos que había traído al mundo. Sobre que ésta era una "medida" acertada, no hace falta escribir mucho. Años después el beato Juan Pablo,diría a los cónyuges: “¡No tengáis miedo a los hijos que puedan venir; ellos son el don más precioso del matrimonio¡ Si queréis Hacer de vuestro matrimonio un testimonio de verdadero amor y construir una nación próspera, no os neguéis a traer muchos invitados al banquete de la vida.” Sabemos, hasta la saciedad, que la crisis que padecemos no es ajena a la avaricia desbocada de demasiados políticos. Vale. Pero es bueno recordar que en los Mandamientos de la Ley de Dios, el 5º es no matar y el 7º no hurtar. En fin, hay tanto que decir…