27 noviembre, 2011

Testimonio de una carmelita descalza japonesa

En el Congreso Nacional de Misiones, en Burgos en 2003, la Hermana Mitsue Takahara, carmelita descalza en Sevilla, nos dejó su testimonio de fe, que trataré de resumir.

“Acudó al Congreso para hacer visible con mi modesta presencia la necesaria e íntima relación entre la contemplación y la evangelización, entre la vida de clausura y la actividad misionera”. Agradece a los españoles, haber podido recibir el don de la fe enviando tantos misioneros y misioneras a Japón. “Hoy estoy aquí como una japonesa católica y una carmelita descalza. Y con mucha alegría quiero presumir diciendo: “Quien me ve a mí, ve el fruto de la semilla que sembró san Francisco Javier”. Cuando él llegó a Japón y antes de su llegada en 1549, ningún japonés conocía a Dios, no había ningún católico. Él fue el comienzo de la historia de la Iglesia en Japón.”

“En mi familia no había ningún cristiano, pero mis padres quisieron enviar a sus hijos a escuelas de misioneros católicos. Mi hermana mayor se bautizó a los 9 años estudiando con las mercedarias.Así entró la religión católica en mi familia. Mi segunda hermana fue bautizada cuatro años más tarde, y mi hermano con 18 en el colegio de los jesuitas”.

“En 1967 mi hermana mayor entró en el convento de las carmelitas descalzas de Tokio. Yo tenía 16 años y aún no era católica, al igual que mis padres.” La acompaña toda la familia y se sorprende del convento: “muros de cemento, rejas, cortinas, bombillas desnudas… ningún adorno, allí dominaba un silencio absoluto.” También se sorprende de encontrar a la Madre Priora vestida como santa Teresita, y a dos monjas sonrientes que la acompañan. Su simpatía y amabilidad. Deja con tristeza a su hermana allí. Luego, se pregunta “”¿por qué viven dentro de un muro tan alto? ¿Qué hacen allí escondidas? ¿para qué sirven sus vidas? ¿De dónde nacen aquella paz, alegría y sonrisa?”

Mitsue Takahara va a la universidad y en 1971 es bautizada y recibe la Primera Comunión. “como mi hermana no podía salir del convento, fuimos nosotros y nos acompañó toda la comunidad. Me pusieronel nombre católico de Maria Teresa, por santa Teresita de Lisieux”. La Priora le regala un libro sobre la doctrina de santa Teresita y le entusiasma: “Lo leí y lo releí; encontraba en él alegría, luz, consuelo y ánimo; me daban ganas de amar a Jesús más y más”

Conoce a fieles y misioneros de varios paises. Se abre ante ella un mundo nuevo e internacional. En 1976 hace Ejercicios espirituales con un misionero español y ve su vocación: ser carmelita descalza. “No sabía como agradecer a todos los misioneros que me habían guiado hasta el Bautismo y hasta encontrar mi vocación. Me dije a mí misma: “cuando sea carmelita, ofreceré mi vida especialmente por ellos, trabajaré con ellos, recorriendo el mundo entero, através de la oración, para que todos los hombres conozcan y amen al Señor, y encuentren la felicidads como la he encontrado yo”.

En 1980 entra en el convento de Yamaguchi, que acaban de fundar las Madres de Tokio. Entre las fundadoras está su hermana. Vivieron juntas 18 años. En Japón, ve que los misioneros se entregan y la cosecha es poca. Entonces decide hacer un intercambio: pedir el traslado a España y darse entera a los españoles sirviendo a la Hermanas en el convento. “En 1998 llegué a Sevilla, y estoy muy feliz, muy unida a los misioneros de todo el mundo”.

“Las carmelitas nos dedicamos a la oración continua. En nuestra clausura entra la humanidad entera (.. ) casi nunca vemos los frutos de lo que pedimos¡ Pero no importa¡ Algunas veces Dios nos da la alegría de verlos. En concreto a mi me hizo muy feliz cuando el 21 de mayo de 1983, víspera de Pentecostés, mi madre dijo que quería creer en el mismo Dios que sus hijas y fue bautizada. En cuanto a mi padre se bautizó hace 8 años, con 80 años, en la misa de Bodas de Plata de mi hermana carmelita.”

“Sé que soy débil, pobre, limitada... Encima soy una extranjera en España y hay muchas cosas que no entiendo ni se hacer.Pero no me desanimo, porque Teresita está siempre conmigoy me anima diciendo: “Hermanita, no te preocupes, lo que le agrada a Jesús es verte, amar tu pequeñez y tu pobreza, es la esperanza ciega que tienes en su misericordia…; y recuerda siempre que el más pequeño movimiento de puro amor, es más útil a la Iglesia que todas las demás obras juntas.”

3 Comentarios:

At 27 noviembre, 2011 21:38, Anonymous Anónimo escribió...

Gracias por el testimonio.

 
At 03 enero, 2016 01:38, Blogger Unknown escribió...

Muchísimas gracias por este testimonio.Soy carmelita descalza seglar y me ha ayudado mucho leerlo.Muy unidas en Jesús+

 
At 18 marzo, 2016 13:21, Anonymous Anónimo escribió...

Aunque parece que perdí la Fe hace mucho tiempo,curiosament su testimonio me hace sentirme en comunión. Mucho amor.

 

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