De vuelta de Venecia
El viaje a Venecia ha sido precioso y sin incidentes. Salvo un pequeño estrés: a la vuelta mi maleta se pasaba dos kilos de peso. Quino metió en ella un libro que compró allí: “TORCELLO, alle origini di Venezia tra occidente e oriente”, que pesaba un kilo . Pero había algo sorprendente porque a la ida, mi maleta tenía un margen de dos kilos, resultado de haber conseguido hacer un equipaje ligero. Bien es verdad, que al dejar el hermoso apartamento del que disfrutamos - altísimo de techo, con un bello artesonado y cuyas ventanas estaban cubiertas con moaré oro pálido - yo había arramblado con mermeladas, nocillas, champú , jaboncitos…En fin, que el “desprendimiento” de las cosas de este mundo conviene vivirlo en todas partes. Antes de pasar el control del aeropuerto – no queríamos facturar - le había pedido a Isidoro que no tuviéramos problemas. Pero claro, Isidoro “es Ingeniero” y el peso es el peso. De todas formas, actuó: conseguimos pasarlo después de tres intentonas, la azafata se dejó engañar.
Nos dió pena partir. La buena vida nos va a todos, y el hombre es un peregrino: andar le seda.Venecia es muy hermosa, aunque su ayuntamiento no gaste un euro en limpiar fachadas enegrecidas por humo de siglos. San Marcos es de una belleza increíble. No me gustó el Palacio Ducal. Tampoco me gustan las góndolas negras y doradas a las que veo cierto aire fúnebre – casi inevitable a toda ostentación y más cuando se maneja el dorado y el negro - me recordaron además a la barca de Caronte. Ir en vaporeto por la laguna es una delicia. La ausencia de ruido por la ausencia de tráfico se agradece: en Venecia se oye a los pájaros cantar. También se percibe el olor de las higueras. La higuera es mi árbol preferido. Rico en todo tipo de asociaciones de las que este blog no esc ajeno. Teníamos una en el jardín al de daba la ventana del cuarto de estar
Me entusiasmó Torcello. La mañana, espléndida. Al inicio del camino que conduce – canal a la derecha y alegre huerta a la izquierda – había una capillita de la Virgen. Una capillita cuidada: macertas de flores frescas, y a. la Virgen le habian puesto un rosario de cristal verde como collar. Estábamos en mayo y ese día era el aniversario de mi primera comunión: 16de mayo de 1948. La ermita de santa Fosca y la catedral de Torcello precioas. La compañíua inmejortable.
1 Comentarios:
Rosa,
Muchas gracias por la entrada; he podido viajar un poquito, que sí que es cierto, seda el alma con ansiedad.
Saludos
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