13 mayo, 2011

Charles Aznavour

“Oh¡ que triste Venice…” Veremos si está triste o no Venecia. Me voy mañana, D.m, allí con mi hijo mayor hasta el martes. Ya la conozco. Fui con mi marido y mis dos hijas y nunca ha visto a áquel tan contento en ciudad alguna de las que haya ido conmigo, quizá Granada le siguiera de cerca. Mi impresión de entonces no era tan sobrecogedora. En Galicia, o en Castilla – donde haya iglesias románicas me encuentro de lo más a gusto. No sé porque encontré un cierto tufillo pagano en Venecia y yo necesito, como el comer, el toque religioso: en el paisaje – lo tiene siempre, porque Dios es su autor – o en la arquitectura.

A mi hijo mayor Dios le contará en su haber lo bien que se porta con su madre. Hoy es mi último día de Convivencia. Voy a abrir al azar algo de mi libreta de apuntes para compartir con mis amigos invisibles.

Alexis Carrel (1903) Premio Nobel de Medicina:
“ Yo en un principio fui católico sincero, después estoico, más tarde Kantiano; y a continuación caí en el dilectantismo. Cada vez he sido más desgraciado. El catolicismo que por desdicha o comprendí, es lo que más me satisfacía. Másahora me encuentro solo en la oscuridad. Los sistemas puramente intelectuales no existen. ¿Qué importan todas las teorías ante la vida y la muerte? Para nuestra verdadera vida, no necesitamos ciencia sino alma y creencias.”

Alexis Carrel cuenta su experiencia en “Viaje a Lourdes” (Cuadernos Palabra). Acompañó, como édico una expedición de enfermos y tuvo la suerte de contemplar un milagro ( le había puesto a Dios esa condición para creer) que él como Médico pudiera certificar.

Ese libro lo perdí y esta agotado. Se lo dejé a otro Médico agnóstico y nunca más se supo. Pero seguro que mi “desprendimiento” está en su haber. No se pierde nada.