20 octubre, 2010

La conciencia

Comparto unas nociones sobre la conciencia – tan maltratada en estos tiempos - que tienen por autor al Beato Newman:

“La regla y la medida del deber no es ni la utilidad ni la conveniencia personal ni la felicidad de la mayoría ni la conveniencia del estado, ni el bienestar orden y belleza. La conciencia no es una especie de egoísmo previsor ni un deseo de ser coherente con uno mismo; es un mensajero de Dios, que tanto en la naturaleza como en la Gracia nos habla desde detrás dee un velo y nos enseña y rige mediante sus representantes. La conciencia es el más genuino Vicario de Cristo, un profeta en sus mensajes, con autoridad perentoria como la de un Rey; un Sumo Sacerdote en sus bendiciones y anatemas. Aunque el eterno sacerdocio dejara de existir en la Iglesia, en la conciencia permanecería el principio sacerdotal y en ella tendría su poder.”

Y continúa diciendo :

“Afirmaciones como estas no son mas que hueca charlatanería para el gran mundo de la filosofía de hoy. En los últimos tiempos ha habido una campaña deliberada, contra los derechos de la conciencia tal como los he descrito. A la literatura y a la ciencia ha sido encomendada en las grandes instituciones el derribarla. Nobles edificios han sido erigidos como fortalezas contra esa influencia espiritual e invisible que es demasiado sutil para la ciencia y demasiado profunda para la literatura. Las Catédras de las universidades han sido convertidas en asiento de una tradición hostil a ella. Distintos escritores, día tras día, han adoctrinado las mentes de un sinnúmero de lectores con teorías que desechan los derechos de la conciencia. En los tiempos de Roma y de la Edad Media su supremacía fue atacada por la fuerza física; ahora se utiliza el intelecto para socavar los cimientos de un poder que no pudo socavar la espada.”

(“Carta al Duque de Norfolk”, J.H.Newman, Ed. Palabra)