24 octubre, 2010

Frases que querría dejar en herencia a mis hijos

¿Qué les dejo yo a mis hijos?, me decía Pilar, sentada frente a mí con los ojos un tanto arrasado. La conversación, como tantas entre mujeres mayores - y por lo tanto doblemente sabias - versaba sobre el “más allá”, el tiempo en que las madres no estemos aquí. Pilar cree que no ha sido valiente en la transmisión a sus hijos del único mensaje que vale la pena transmitir y ahora querría compensarlo. Ha tenido una buena idea: se le ha ocurrido explicar a sus nietos la Historia Sagrada. En lo que a mi respecta, desde que vi a mi abuela paterna vivir austeramente, sin vender una sola finca, para poder pasar a sus hijos, íntegro, el patrimonio familiar, comprendí que el patrimonio espiritual recibido – bastante más importante que el otro – hay que transmitirlo fielmente. Y en ese tiempo arduo en que los hijos empiezan a desparramarse, conecté – quizá en exceso - con lo que le dijo San Pablo a Timoteo: “Predica la Palabra, a tiempo y a destiempo, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Por todo ello contesté, de algún modo, a la pregunta de Pilar: “Hay dos frases de la Escritura que me gustaría dejar grabadas en mis hijos. Son éstas: “Para los que aman a Dios, todo sucede para bien”. La otra, también tremendamente consoladora: “¿Puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidare, Yo no me olvidaré de ti”. A ver si me sale el intento.


(Carta enviada a "Levante")

1 Comentarios:

At 25 octubre, 2010 00:06, Blogger filósofo escribió...

Rosa,

Buenisimo, buenisimo: mil veces bueno. gracias

 

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