27 julio, 2010

"La vida y nada más"

Hace tiempo ya que la cobardía y la falta de fe en Dios y por lo tanto en la vida, que de Él procede : “Ninguna mujer jamás concibió un hijo ni ninguna yegua un potro sin Él” - dice C.S.Lewis, en “Los Milagros”- nos trajo con Aznar, la posibilidad de que una mujer pudiera abortar en algunos casos contados, y ahora con Zapatero, la vergonzosa nueva ley del aborto, que tristemente conocemos. Aquellos barros trajeron estos lodos. Y es que el aborto es un mal irreparable y con el mal no se puede coquetear. El mal - ese sí – debe ser abortado desde el primer momento. Estás líneas pretenden ser un aldabonazo más que recuerde que el mal no prescribe, el mal hay que combatirlo ¿Cómo? Cada uno como pueda. Rezando por tantas niña de dieciséis años, expuestas a ser engañadas por un hombre y por una sociedad cobarde incapaz de defenderlas con la verdad. Para que sean fuertes, como lo fueron sus madres y sus abuelas que no tenían ese problema: llegaban con naturalidad vírgenes al matrimonio y no se hundía el mundo. Hablando con ellas – sin escurrir el bulto - con claridad, verdad y valentía. Acogiéndolas y amparándolas con cariño si el embarazo ya está ahí. Defendiendo incansablemente la vida - desde el seno materno hasta el final- con la palabra y con la pluma. ¡Que se yo¡… Todo, menos cruzarnos de brazos. Sabiendo que podemos contribuir a que nazcan todos aquellos niños que deben nacer. ¿Hay algo más estimulanteo?