21 julio, 2010

Tarde de julio

Calor, mucho calor, cambio de planes… o por mejor decir: una de mis hijas a mi otra hija y a mí, nos ha dado puerta. Íbamos a pasar la tarde las tres juntas al aire libre con todos los niños.. pero se va con una amiga. Naturalmente lo he sentido. ¿Qué hacer? Pues la oración a las cuatro de la tarde. Para que le de consistencia, para que la aproveche sin desánimo ni melancolía a lo que tanto ayuda el calor y la ausencia de un trabajo concreto. He abierto “Surco” al azar y me encuentro con el punto 463, que precisamente habla de oración. Lo transcribo:

“La oración se desarrolla unas veces de modo discursivo; otras, tal vez pocas, llena de fervor; y, quizá muchas, seca, seca, seca… Pero lo que importa es que tu, con la ayuda de Dios, no te desalientes.
Piensa en el centinela que está de guardia: desconoce si el Rey o el Jefe del Estado se encuentra en palacio; no le gusta lo que hace y en la mayoría de los caos el personaje no sabe quien le custodia.
Nada de eso ocurre con nuestro Dios: el vive donde tu vivas; se ocupa de ti ; te conoce y conoce tus pensamientos más íntimos…: no abandones la guardia de la oración.”

Bueno pues ya está. Y ahora a otra cosa, mariposa.

1 Comentarios:

At 21 julio, 2010 23:24, Blogger filósofo escribió...

Rosa,

Qué bonito el punto de Surco...
A mi modo de ver la oración se hace más efectiva combinada con el ayuno... no sé por qué... bueno me lo imagino... cada uno que ayune según sus posibilidades

 

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