25 julio, 2010

Para no olvidar

Ayer escribí y mandé a “El Mundo” una carta más defendiendo la vida. No podemos olvidar como si no pasara nada la inhumana nueva ley del aborto, sin hacer una corriente de opinión en contra. Salvaremos vidas si rezamos y abrimos la boquita. Aquí está:

Despenalización no es derecho

No es lo mismo despenalizar el aborto: que una mujer no vaya a la cárcel por abortar – bastante condena tiene con su conciencia – que reconocerle el derecho a hacerlo. Si nuestra sociedad no reacciona, con una valiente respuesta en favor del “nasciturus”, es que está, nunca mejor dicho, no solo gravemente enferma sino en peligro de muerte. Es el lento suicidio de una Europa que, si no es capaz cree en la vida, no puede creer ya en nada. Pero no me iré por las ramas, retomo el tema. La nueva ley del aborto de Zapatero - en la que Aznar, por apatía o miedo a perder votos, no está exento de responsabilidad – es auténticamente bochornosa y no podemos, lavarnos las manos ante tanta sangre inocente derramada. Yo al menos no puedo. Creer en Dios como Legislador, y Juez, es y será fuente de honradez y de energía. Esa es la razón por la que la Iglesia Católica estorba siempre a quines quieren manipular al hombre y fabricarlo en serie. Como dijo Benedicto XVI: “Sin el Creador, la criatura humana se diluye”. Y, según vemos, ¡de que forma se diluye¡. Hay que acatar las leyes, pero las que merecen ese nombre, porque las leyes son para preservar el bien y sancionar el mal. Podemos decir que ¿es un mal la vida de un niño?. ¿Hasta ese punto hemos perdido la cabeza? ¿ No seremos capaces de crear una corriente de opinión que ponga las cosas en su sitio? Se echan de menos periodistas e intelectuales con sentido común valientes e íntegros.