Algo huele a podrido
Hay hechos que no deben ser silenciados si uno pretende ser, en alguna medida protagonista de su propio tiempo y no mera figura de comparsa. El que hoy, 5 de julio del 2010, entre en vigor la nueva ley del aborto
( licencia para matar), es uno de ellos. Que se pueda matar a un ser humano – por si alguien necesitaba convencerse de que lo es, que hace falta ser zote, ahí están las ecografías – es y será siempre un algo abominable. Lo autoricen o no, Europa, Asia, África, Ámerica y Oceanía. Afortunadamente, la ley moral, nunca será cuestión número. Que tan triste decisión puedan llevarla a cabo, niñas de dieciséis años no tiene nombre y la sociedad no puede mirar hacia otra parte. Veremos si los Populares, cuando lleguen al poder, tienen redaños para cargarse ese ley y no siguen decepcionándonos a tantos. Que la violencia, engendra violencia, puede ser una perogrullada, pero conviene oírlo. Porque convenía lo dijo con voz potente en el Mestalla, Juan Pablo II en el 82. Y ¿Hay mayor violencia que arrancar a un “Pulgarcito” del seno de su madre donde tiene derecho a crecer y estar protegido? ¿Hay mayor violencia que una niña de dieciséis años, que no hace mucho jugaba con muñecas, se vea – engañada - sobre una mesa de operaciones en la que puede dejarse la vida? ¿ Pero jugaba con muñecas? Son ya muchos años en que se ha hecho lo imposible por manipular la naturaleza, porque la mujer, que siempre se ha sentido orgullosa de su maternidad, considere ésta solo como una carga.
( Me lo han publicado en "Las Provincias" de hoy )
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