La Tertulia con Tere
Ayer, continuó siendo un día estupendo. A la tertulia vino Tere, que la monopolizó con éxito. Cuando alguien trataba de desviar, tontamente, el tema, yo intervenía: “dejadla hablar”. En las tertulias, Tere da siempre una clase. Una clase amena. A veces a mí me fastidia, no poder contar mis “batallitas”. Ayer no fue así. Me entregué de entrada dispuesta a oírla. Quizá, porque hacía mucho tiempo que no la veía y además apareció en mi casa con un gran Roscón de Reyes, hecho por ella. Al verlo y decirle que era una “insensata”, me dijo que celebrábamos el cumpleaños de San Josemaría (1902). Me desarmó.
Tere ella tiene muchas cosas en común conmigo: su apasionamiento, su amor al Opus Dei, el haber leído desde que echó los dientes, el saber contar (fruto de ser receptiva y haber escuchado mucho), el amor a su familia (unos padres ejemplares y siete hermanos) y el estar orgullosa de sus raíces: su infancia en el señorío de Molina de Aragón, sin una peseta y con mucha naturaleza. Habría que oírla de las “agallas” que por lo visto son unas bolitas que un cierto insecto fabrica en la corteza del roble y al secarse, los niños las cogían para jugar a las canicas… Según el grado de sequedad de las agallas del propietario éste era más o menos afortunado en el juego ( nada que ver con la Barby y sus trajecitos).
Pero Tere tiene además, una gran fortaleza y muchas tablas. Y aunque es una mujer muy buena, no es en absoluto ingenua. Treinta y cinco años de maestra vocacional en “la pública” donde se hacía tutoría con niños y padres, da para mucho. Empezó hablándonos de cómo amasar el pan, los hornos de leña, el rescoldo, el pan “sentado” que dura diez días sin hacerse duro metido en la artesa.. Y no se cómo continuó hablando de Mario Conde y nos dio un buen resumen de su reciente libro, enmarcado en su conocimiento de la historia y de la filosofía. Porque Tere nunca ha dejado de estudiar ( como San Josemaría aconsejó siempre a sus hijos). Acabó, claro está hablando de Dios. No solo porque todos los ríos van a parar al mar, y no hay más cera que la que arde, sino porque lo tiene en el alma y de la abundancia del corazón habla la boca.
Total: una tertulia bonita a la que precedió mi última oración ante el belén que aún no había quitado. No estaba demasiado contenta de no haberlo hecho después de Reyes, al decírselo por teléfono antes de que viniera, me tranquilizó con un refrán: “ De la Inmaculada a San Antón, Pascuas son”.
Para hacer la oración cogí “Es Cristo que pasa” y allí encontré un recordatorio de mi padre, que me alegró: Mi padre biológico, metido en un libro de mi Padre espiritual… pero eso es otra historia.
1 Comentarios:
conozco a Tere e imagino como seria la tertulia,amena, formativa....es decir un placer
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