07 diciembre, 2009

Contra reloj

Media horita tengo para escribir antes de irme a la novena…Así es la vida: una carrera sin tregua. Además, estos últimos días del año, todavía parece que pasan más rápido. Como si el año tuviera prisa por irse.. A eso hay que añadir la nube negra de que hay que hacer la compra de Navidad y lo que es peor para las abuelas: poner el Belén, que hay que ponerlo ¡faltaría más¡ y pensar que guisamos para la Nochebuena y el Día de Navidad, sacar la cacharrería buena, como nos sentamos a la mesa los adultos, y como evitar que el mogollón de niños ubicados en la gran mesa de cristal junto a los sofás no pongan estos perdidos y luego no se descalabren corriendo por el pasillo. En fin…lo pasaremos con la ayuda de Dios. Controlemos la imaginación.

Todo pasa: se acaba la novena de la Inmaculada y es lamentable: a última hora de la tarde todos recogiditos al calor del sagrario, oyendo palabras verdaderas que llenan el corazón de deseos de mejora… Y a la salida el pequeño “capazo” ( en mi tierra se llama capazo a pararse con alguién en la calle y charrar un poco) con las amigas, algunas van con marido, otras no, a algunas las vemos que vemos con frecuencia y otras solo de de año en año para la novena. Muy grato, si señor.

La novena de la Inmaculada es una de las muchas demostraciones palpables de que los cristianos tenemos más oportunidades para ser felices que los que no lo son. Algo de eso decía Cors Grau en un estupendo libro que he sacado de la Biblioteca de María Lázaro, poero no me da tiempo a buscar la cita. Quizá alguno de ustedes diga: ¡Menos mal¡

1 Comentarios:

At 08 diciembre, 2009 22:01, Blogger tona escribió...

"En fin…lo pasaremos con la ayuda de Dios. Controlemos la imaginación.":-D buen consejo. un beso

 

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