01 noviembre, 2009

El árbol genealógico

Hace poco, mi sobrina Lola me pidió fotos de mis padres, y a ser posible de mis abuelos, porque a su hijo Javier, de diez años, le habían puesto como trabajo escolar, hacer su árbol genealógico llegando hasta donde pudiera. Trabajo evidentemente mandado a los padres de la criatura que son quienes están en condiciones de llevarlo a cabo. Trabajo por otra parte magnífico que propicia el diálogo de padres e hijos sobre un tema que les incumbe a ambos: su familia. El caso es que mi sobrina Lola se puso a la tarea y Javier estaba encantado oyéndole contar historias de sus ancestros mientras su madre pegaba las fotos. “Mamá, tienes que escribir un libro con todas esas historias, porque si no, se me olvidarán”. Parece que Lola ha acogido la idea, porque me dijo: “ quedaré contigo una tarde, día para que me cuentes historias de tu familia”. Me espera pues una buena tarde: contar historias de mi familia, de viva voz frente a una mirada atenta. No se si los niños ahora se aprenden o no la lista de los Reyes Godos, pero cuando si nos la aprendíamos, no necesitábamos trabajo escolar alguno para saber de los nuestros. Alrededor de la mesa camilla en invierno o tomando la fresca a la puerta en verano, había bastante tiempo para escuchar a nuestros padres, de los suyos. Oyendo a mi sobrina, supe también, que en la clase de Javier, por el trabajo del árbol genealógico, un niño se había enterado de que su abuelo había sido Alcalde de Valencia…

(Carta enviada a "Las Provincias")

1 Comentarios:

At 04 noviembre, 2009 15:36, Anonymous Pablo escribió...

Que bonito!

 

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