11 octubre, 2009

Gripe

De vez en cuando se nos olvida que no somos nada y para que lo recordemos, cogemos la gripe. Eso me ocurre a mí. Gracias a Dios internet no transporta virus, de esa clase. No tengo ganas de nada más que de tirarme a la bartola en el sofá y si lo hago toso más… Vasos y platos se amontonan en mi cocina sin que me vea con ánimos de recogerla… y así podría seguir. El caso es que tengo pagado el avión a Roma el viernes que viene para ese fin de semana. Iría con mi hijo mayor…Verem os si el condicional se convierte en futuro.

Esta noche entre un ataque de tos y otro me han venido a la cabeza dos retahílas, que me voy a tomar la molestia de copiar enteras. Una es la canción del Cola-cao que oíamos en el aparato de radio Telefunken que estaba en el cuarto de estar, más discretamente colocado que la tele ahora.

“Yo soy aquel negrito, del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola-cao: El Cola –cao es el rey no puede haber otro igual, tiene el sabor de la miel, jamás tendrá otro rival. Los niños siempre lo piden a gritos, las madres siempre compran Cola- cao y en todos los lugares de la tierra, se toma el famoso Cola-cao .El Cola-cao sin dudar da calorías sin fin el Cola-cao todos lo toman y a vivir¡”

La otra retahíla tiene más clase:

“El ferido de punta de ausencia, y llagado de las telas del corazón, dulcísíma Dulcinea del Toboso, vos envía la salud que él no tiene”