01 noviembre, 2009

Duras palabras

Con el asunto de la búsqueda de las fotos de mis abuelos me he encontrado
una ficha, escrita con Hispano – Olivetti, de una biografía que leí hace tiempo, escrita por Alma Malher. Dice Alma hablando de la convivencia con su marido:

“Yo vivía su vida. No tenía nada mío. Él nunca observaba esta entrega de mi existencia. Estaba tan absorbido en su trabajo, que toda perturbación por pequeña que fuese, le era insoportable. Anulé mi voluntad y mi ser; como el equilibrista que camina sobre una cuerda floja, solo me preocupaba de mantener el equilibrio. El no se percataba en absoluto de todo lo que me costaba. Me separé internamente de él, aunque con reverencia…Él solo veía en mí a la compañera, la madre y la ama de casa, e iba a aprender demasiado tarde lo que había perdido. ¡Esos genios carnívoros que se creen vegetarianos¡ Lo he comprobado toda mi vida. La gente habla de ética pero raramente la experimenta”.

Quienes hemos creído en la excelencia del trabajo intelectual de nuestros maridos, y fuimos educadas en la abnegación, comprendemos perfectamente a Alma Mahaler. Muchas cosas podrían sacarse de sus líneas. Yo solamente sacaré dos:

“El canto de la tierra” no fue exclusivamente obra de Malher. Sin Alma, que le propició el ambiente adecuado no se habría compuesto. Los bienes espirituales del marido, son también gananciales.

Aunque se ame y se respete al marido, las cosas – la abnegación – debe hacerse por Dios sino una al fin está cosiendo con aguja sin hilo. Además, haciéndolo así nbo se siente la frustración: “ El que pierda su vida por Mí, la encontrará”.

1 Comentarios:

At 02 noviembre, 2009 16:05, Anonymous Anónimo escribió...

La verdad es que usted con sus citas y comentarios consigue ayudarnos muchísimo, una y otra y... otra vez.
Muchas gracias.

 

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