29 septiembre, 2009

Llamando a Concha por teléfono

He hablado con Concha por teléfono. Concha es mucha mujer. La van a operar de espalda, cuidó a su suegra, se quedó viuda, ha enterrado a una hija de treinta y tantos de un cáncer de útero… y aún podría seguir contando. Concha rezó mucho por mí cuando las dos éramos jóvenes para que yo fuera, como los apóstoles, “pescador de hombres”. Concha me ha contado un chistes y una historieta:

El chiste, después de hablar un poco de tanta pena que se ve por ahí, si no se va con orejeras:

Se desata una fuerte tormenta en alta mar. Entre la tripulación del barco, figura un cardenal con su secretario. Hay un evidente peligro de naufragio.
El cardenal pide a su secretario que se le pregunte al capitán si cree que podrá sortear el temporal y seguir dirigiendo el barco. El secretario vuelve con la respuesta: “ el capitán ha dicho que estamos en manos de Dios”. A lo que el cardenal contestá: “¿Tan mal estamos?”

La historieta, después de decirle que lo paso bien escribiendo y seguro que algo de bien al personal, hago:

Había una vez un hombre, con grandes dotes oratorias y plumíferas, preocupado por mejorar a sus semejantes, El hombre, estaba orgulloso
del desarrollo de sus habilidades. Una vez un adulador le dijo: “usted
cuando se presente ante el juicio de Dios puede aducir todo lo disertado y escrito” y él sensatamente contestó; “Eso.., ni mencionarlo”.