29 mayo, 2009

Sabina, rima con Argentina

En “Noticias” – una revista mensual de la sección de mujeres del Opus Dei - de marzo de este año, he leído los principìos del Opus Dei en la Argentina. Me ha encantado hacerlo, porque la mujer que protagonizó ese comienzo fue Sabina, (valenciana) de la que algo dije aquí, y a la que conocí en el año 72 y a la que mucho le debo. En el artículo venían fotos de una Sabina joven, ( del año 52, no la que conocí cuando yo tenía 32 años) y sus propias palabras. Voy a contarlo brevemente:.

Sabina llegó a la Argentina el 7 de diciembre del 52. El entonces Monseñor Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, quería que fueran tres hijas suyas a empezar allí la labor. Solo concedieron autorización a Sabina. Se intento que el gobierno argentino autorizara a las otras dos ( había que tener contrato de trabajo y ser solicitada su presencia por un argentino) pero fue inútil. Sabina a la que le horrorizaba el avión ( estamos en el año 52) tuvo que hacer treinta y seis horas de vuelo en un avión de hélice…Antes había escrito a Roma, a Monseñor Escrivá diciendo´le la hora exacta en que embarcaba. Éste le había dicho que a esa misma hora él le daría su bendición desde Roma y todo iría bien. Como así fue.

En el aeropuerto de Buenos Aires le esperaba Kitty que había pedido la admisión al Opus Dei poco tiempo antes ( gracias a los retiros y meditaciones del sacerdote que había abierto brecha y empezado la labor )
Al bajar Sabina del avión, Kitty supo que era ella. Se adelanto y le dijo
- ¡Vos sos Sabina ¡
- ¡Tu eres Kitty
Y se fundieron en un abrazo. No hacían falta palabras.
- Bueno, ¡ya estoy aquí¡…

En el 75 tuve ocasión de ver una película de la catequesis de Monseñor Escrivá en la Argentina. Su tertulia en el “Coliseo” de Buenos Aires. Impresionante la cantidad de gente que abarrotaba el teatro. Fue allí en el 74. Al acabar la tertulia dijo: “volveré y entonces me quedaré”. Le faltaba un año para irse al cielo y estar en todos los sitios, también en Argentina.

“El reino de los cielos es como un grano de mostaza…” En lo que a las mujeres comporta, ese grano, fue Sabina.