15 mayo, 2009

De estos días pasados

El día 8 de mayo, fiesta litúrgica de Nuestra Señora de los Desamparados, y aniversario de la muerte de mi cuñado Paco, Conchita y yo, quedamos para rezarnos un rosario juntas. Mientras lo hacíamos, sentadas en la barbacana de la nueva plaza , detrás mismo de la basílica, caí en la cuenta de que para las dos, Paco había sido profesor nuestro de Química Orgánica en la Facultad. Vi una vez más lo cerca y lo lejos que está todo. Estábamos en un lugar privilegiado. Veíamos, en el muro de la Basílica, que teníamos a la derecha, una bonita imagen de la Virgen hecha de azulejos; sobre nuestras cabezas, “ese cielo tan azul” y en frente, la hermosa vista del cimborrio y la logia de la catedral. Vista antes inexistente, porque no había plaza sino casas. Detrás teníamos el Palacio de Colomina, que tontamente lo han pintado de rosa, en cuyo tercer piso vivía alquilada la
familia de mi marido. Me sentí amparada por sus tías Elisa y Amparo, esas dos viejecitas a las que conocí y quise.

El día 10 fui con Pier a dar una vuelta por “la colina sagrada” ( la zona de la catedral) y vimos el gran tapiz de flores, que todos los años colocan en la fachada de la Basílica. Este año figuraba en él el Padre Jofré, porque hace seiscientos años que el segundo domingo de mayo, que en 1409 era primer domingo de cuaresma, yendo a predicar a la catedral encontró a un pobre loco del que algunos se reían y tiraban piedras. Conmovido lo recogió a ese, y a otros más, los puso bajo la protección de La Virgen de los inocentes desamparados y fundó el primer manicomio de Europa.

El día 11, Rosa y yo nos rezamos un rosario sentadas en un banco de la Gran Vía que hay frente a la calle de Hernán Cortés. Justo en esa esquina hay en la fachada una hermosa y grande imagen de piedra de la Virgen. Se estaba bien allí, rezando pausadamente.. Al terminar, me dijo Rosa: “en esa esquina os parabais a hablar Santina y tu al salir del colegio rato y rato y Amparo, Tere y yo estirábamos a Santina del uniforme diciéndole: “¡ venga, vamo a casa”. Santina esta en el cielo. Sus hermanas pequeñas, que yo entonces ni veía, son ahora amigas mías. “Valencia bella” ¡que cuajada estás para mi de recuerdos.¡