“La polilla y la herrumbre"
Un día de estos, en que me levanté una un tanto abatida – en la vida no faltan guijarros, a veces mas costosos de sortear que grandes baches – me fui, con gran sentido común a rezar ante el sagrario mas cercano a mi casa. Rezar, para pedir ayuda, no falla nunca. Soy incapaz, al hilo de esto, de no ensartar el salmo correspondiente: “Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha y lo libra de sus angustias”. Resultó. A la salida me encontré a Natalia (amiga de mis hijas y mías) y me propuso un café rápido en “el turco”. Hablar con Natalia siempre es grato: sap e escuchar. Felizmente, “no nos han cerrado el bar de la esquina”, que en este caso es además, terraza soleada. Media horita hablando de cine y de libros. A Ella también le encanta la película “Sentido y sensibilidad” que tiene debajo la obra de Jane Austen. Buen dato, enriquecido por el hecho de que una amiga suya, después de verla, se compró el libro. Es decir: a una mujer nacida en 1940 le gusta lo mismo que a una nacida en 1970…una escritora del siglo XIX. ¡Ojo al parche¡ Si son así las cosas, y siempre he pensado que lo fueran, ¿Por qué no hablamos más con la generación siguiente?
Le hable de “La polilla y la herrumbre”la obra de Mary Mondeley (¿ se escribe así?), le dije que si quería se la dejaba, que era corta ( la gente joven ahora lee poco sobre todo si son de Bellas Artes). Anoche pasó a por ella. Quedamos también en intercambiarnos películas.
Esta mañana en mi lectura continuada de tres minutos del evangelio, estoy siguiendo a San Mateo, encuentro: “No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los corroen y donde los ladrones horadan y roban” ¿Cómo no contarlo?
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