Álvaro

“Acaba de nacer a las 9,42 de parto natural Álvaro, Su se ha portado admirablemente.”Era el mensaje de Juan en mi móvil. No lo esperábamos. Se ha adelantado unos cuantos días. Desde que a las cuatro sabía que Su estaba de parto, he estado encomendándola toda la tarde con una bonita jaculatoria: “Corazón Dulcísimo de María, ponla en camino seguro”. Poco antes había llamado yo, llevada por la intuición y Juan me ha dicho: “Acaba de nacer. Ya os llamaré yo” y ha colgado.
Después ha llamado y ha dado detalles: “pesa 3,570 y las enfermeras dicen que es guapo como un sol”. Es posible: la madre y el padre lo son. Al enterarme me he puesto a rezar el rosario por mi nieto. Para que se lo encuentre cuando lo necesite.

El día 2 del mes noveno ha nacido mi noveno nieto. El que llevará el apellido de mis hijos.

Hasta recibir el mensaje en el móvil, que ha sido la última noticia, no sabía cual sería el nombre del niño. Se barajaban Álvaro y Javier. Yo quería Álvaro pero, aunque lo sabían, no me atrevía a decirlo. Un motivo más de agradecimiento.

Justo ésta mañana he mandado una Hoja informativa sobre el proceso de Beatificación de Don Álvaro del Portillo en cuya portada aparecen él arrodillado y Juan Pablo II bendiciéndolo. Es una portada preciosa. Veremos si Dios quiere en los altares a los dos. Además eran amigos. Cuando murió Don Álvaro, el Papa Juan Pablo II quiso ir a verlo.
Rezó junto a él. Junto a su “amigo Alvaro”, así le llamaba. Sin acentuar la primera A ta

Justo también esta mañana, sin saber por qué, he cogido, para rezar un rato, el libro que cuenta la vida heroica de Don Álvaro, para ver si se me pegaba algo.