14 junio, 2008

Arati

Arati es el nombre de la mujer de Álvaro Enterría un hombre nacido en 1943, que empezando varias carreras y sin seguir ninguna, se echó como quien dice al monte, yéndose a la India. Se quedó en Varanasi y allí formó una familia. Este hombre, con pinta de San Bartolomé, sonriente y sin pretensiones retóricas ha presentado su libro “La India desde dentro” en el Centro Excursionista en pleno barrio del Carmen, el lugar de la bohemia. Desarrapados, viejecitas, pequeños comercios y rebeldes con causa o sin ella, conviven allí tan ricamente. He ido a escucharle porque al autor del libro lo presentaba mi hijo Juan, Doctor por la Universidad de Michigan en Filosofía Sánscrita.

A lo largo de las preguntas que se le han formulado – que en esto ha consistido fundamentalmente el discurso –han salido cosas interesantes que vale la pena reseñar
porque quizá haya mucho tópico en torno a la India. Al preguntartle alguien que opinaba Arati (india) de la mujer occidental. Álvaro Enterría, contestó a Arati la situación de la mujer occidental le daba un poco de pena y explicó: “dice que es una mujer sin religión, y que no tiene familia, hijos”. Dijo también que a Arati cuando vino a España a conocer a sus suegros ( nunca había subido a un avión) y él le presentó a sus amigos, cuando le decía: “éste estaba casado con tal, pero ahora vive con otra”, el asunto no le gustaba nada. Cuando una joven le dijo que iba a ir a la India y cómo debía hacerlo, el autor de “La India desde dentro” sonriendo amablemente, le dijo: “tapada”.

Luego recordé que hace tiempo escribí las veinte líneas de una carta al periódico con el título de Arati. Porque arati era el nombre de una danza india preciosa, que pudimos ver por televisión, que le ofrecieron a Juan Pablo II cuando beatificó a la Madre Teresa de Calcuta. La danza hacía relación a la unión con la divinidad y a mi ver al Papa presenciando ese baile tan hermoso y puro me ayudó a comprender, la presencia de Jesucristo en la bodas de Caná de Galilea.