02 mayo, 2008

Lourdes

Nacho y Fe con los niños estan hoy en Lourdes. Rezando junto a la gruta. Han ido a pedir la salud de Nacho. Este año es el 150 aniversario de la apariciones…

A Lourdes fui con mi hermana y mi madre cuando tenía 17 años y mi padre se había ido ya al cielo. Mi abuela Rosa, le había dicho a mi madre: “ No te mueras sin haber ido a Lourdes” y a Lourdes fuimos con la “Hospitalidad valenciana”, gracias a las hermanas Piera que nos hablaron de ello. Era el verano de 1958. Cien años después de las apariciones. Allí, Carmencita y yo pudimos poner en práctica el poco francés que aprendimos en el Colegio. En Pou nos compramos dos faldas tableadas de tergal gris porque aún llevábamos luto por mi padre.

Con mi marido y mis cuatro hijos pequeños volví a Lourdes otro verano.
Los niños estaban obsesionados por mirar al suelo para encontrar chapas de Coca- cola.

Tenía un bonito libro “Viaje a Lourdes” escrito por Alexis Carrel, el Premio Nobel de Medicina en el que cuenta como presenció en Lourdes la curación de una mujer con un vientre muy hinchado por una tuberculosis. Él iba como médico con la caravana de enfermos porque desde su agnosticismo quería observar el “fenómeno” Lourdes. A raíz de ese milagro, del que no le cabía duda, se convirtió.

Le dejé el libro a un Médico que también se las daba de agnóstico, para ver si con su lectura se convertía y ya no volví a ver libro. El médico en cuestión, cuando su hija estuvo a punto de morir en un parto, rezaba a base de bien (me lo contó su mujer). Le pasó como a Unamuno que confiesa en su Diario Íntimo, como ante el apuro del parto de Ceferina, se salío fuera y rezó.