28 abril, 2008

Sándalo

Sándalo es una palabra que me gustó desde niña. Era sensible a su exotismo. Estaba la madera de sándalo y esas cajitas primorosamente trabajadas. También se llamaba sándalo a unas matas olorosas que embriagaban y por estar en él me recordaban la frescura del huerto de Alcañiz, con su acequia, la higuera, las matas de tomate y de berenjenas, la cesta de la merienda con pan de hogaza y jamón, la puerta de madera gris que chirriaba al meter en ella la gran llave de hierro…La infancia esa patria, como la llamaba Rilke, a la que tanto descansa volver.

Estoy leyendo, no se hasta cuando, por concesión a mi joven prima Pilar “Rastros de sándalo” una novelilla, sin más pero que trae la memoria de esos niños explotados, trabajando como esclavos muchas, muchas horas, mal alimentados, mal dormidos y golpeados cuando el rendimiento no es el esperado esclavos muchas horas sentados en tablones de madera a diferentes alturas, tejiendo alfombras enormes…Niños que se compran por mil rupias a la familia que no puede alimentarlos. O aquellos que por lo mismo se dejan en un orfanato y sueñan con unos padres que los saquen de allí. Tristes realidades que olvidamos y deberían quitarnos el sueño.

No podemos hacer como si eso no pasara. Habrá que aflojar el bolsillo para ayudar a Intermon u otras O.N.G. y además quienes tenemos fe, rezar para que Dios suscite corazones generosos y limpios que adopten a esos niños.

1 Comentarios:

At 21 enero, 2009 23:13, Anonymous Anónimo escribió...

Hola! Unos meses después de tu post, un "rastreador" me ha enviado hasta aquí para leerlo y sólo quería agradecer la lectura de RASTROS DE SÁNDALO! Espero que la terminaras! Si algo teníamos claro Asha Miró y yo es que el sándalo debía estar en el título. Entre otros motivos, porque está muy presente tanto en la vida cotidiana de la India como en el norte de Etiopía, dos de los escenarios de la novela: el sándalo se quema en los templos hindúes y en los pequeños altares de las casas; y también se quema en las ceremonias ortodoxas etíopes.
Escribimos cuando tenemos historias que contar, como las de los personajes reales que inspiraron todos los personajes que dejan esos rastros de sándalo entre Addis Abeba, Bombay y Barcelona. Pero saber que te han leído es fantástico!!
Comentar también que los rastros van dejando más rastros, porque la novela ya se ha traducido a trece lenguas!! (cinco de ellas ya publicadas). Y hay una posible adaptación al cine en marcha, aunque será un proceso que puede que dure años!!
Un saludo!
Anna Soler-Pont

 

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