Las mañanitas de mayo
Mi madre decía: “Las mañanitas de abril / son muy buenas de dormir/ y las de mayo, las mejores del año”. Mi suegra hacía una variante, que considero inferior: “y las de mayo, ajajay que regalo”
Cuando llega el mes de mayo, recordando mi juventud me gusta cantar a Miguel Hernández:
Y también cuando llega mayo: “mes de mayo, mes de las flores / en el que muchas personas, encuentran a Dios”, se me alegra el ánimo pensando en las romerías, que haré con mis amigas, si Dios no dispone otra cosa.
La romería, tal como me enseñaron de moza a hacerla consiste en rezar tas tres partes del rosario, una de camino hacia una imagen de la Virgen, en Iglesia o en fachada, otra a sus pies y otra de vuelta. Es una costumbre estupenda que sirve para pedir montones de cosas, tomar el aire en el paseo y reforzar los lazos de amistad, porque las hago cada vez con una amiga ya que si somos tres, es multitud.
Ayer tres de mayo, festividad de la Invención de la Santa Cruz, y de los santos apóstoles Felipe y Santiago, hice la romería con la Fabado, amiga dede la Facultad ( ¡que ya ha llovido desde entonces¡) cuando las dos después de pasar la tarde estudiando, salíamos a echar la carta a nuestros novios, que estudiaban en Madrid.. Como la Fabado, abuela como yo, se niega a rezar por la calle o el jardín y eso que es posible hacerlo con gran discreción (amén de que vergüenza, para pecar) fuimos a tres iglesias cercanas y rezamos un rosario delante de tres imágenes distintas de la Virgen: la Virgen de Guadalupe en la Catedral, la Inmaculada en un convento de clarisas, y Nuestra Señora de los Desamparados, en su Basílica.
Una tarde estupenda, en la que al final encontramos en un banco del jardín una hermosa magnolia abierta, algo pachucha, como nosotras, pero que aún cumplia su misión embriagadora.
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