Benedicto XVI
Este año el Papa pasará su cumpleaños, 16 de abril, en Estados Unidos. Bueno sería acompañarlo en su viaje. Mi generación y las siguientes hemos tenido la suerte de haber conocido a muchos papas magníficos: Juan XXIII – cuando Pío XII era pequeña y no había televisión – Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI. Hemos podido conocerlos bien y lógicamente quererlos, porque todos se han hecho de querer.
Parecía imposible sustituir a Juan Pablo II – el 2 de abril recordamos el aniversario de su muerte - y nos cae un Papa bueno y sabio, al que leer es una delicia. He disfrutado, como siempre que le leo – me acabo de comprar “El camino pascual” – su Carta Encíclica “SPE SALVI” :
“El Señor es mi pastor, nada me falta…Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo..”(Sal 22,1-4). El veradero pastor es Aquel que conoce también el camino que pasa por el valle de la muerte; Aquel que incluso por el camino de la última soledad, en el que nadie me puede acompañar; va conmigo guiándome parar atravesarlo: Él mismo ha recorrido este camino, ha bajado al reino de la muerte, la ha vencido, y ha vuelto a acompañarnos ahora y darnos la certeza de que, con
Él se encuentra siempre un paso abierto.”
“….El error de Marx no consiste solo en no haber ideado los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo; en este en efecto ya no habría necesidad de ellos. Que no diga nada de eso es una consecuencia lógica de su planteamiento. Su error está más al fondo. Ha olvidado que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. (…) Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo: en efecto, el hombre no es solo el producto de condiciones económicas y no es posible curarlo solo desde fuera, creando condiciones económicas favorables”
“…el progreso, para ser progreso, necesita el crecimiento moral de la humanidad (…)
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