Nubosidad variable
Alguien me contó, que en no sé que tribu africana, cuando se encuentran dos hombres, amigos o no en este caso no hace al caso, uno le dice al otro a guisa de saludo: “¿Está hoy para ti el cielo despejado?”. Es una pregunta sabia. Uno sabe a que atenerse después de oír la contestación, para empezar el diálogo porque el cielo del alma es el que cuenta. Por eso es posible ir “cantando bajo la lluvia”. Y aunque es verdad que en general la climatología juega una baza importante en nuestros estados de ánimo y los días de sol, tan frecuentes en Valencia, favorecen la alegría más que los nublados, en nuestra alma hay siempre una “nubosidad variable” con la que es preciso entenderse y saber llevar.
Que nuestro mal humor, con motivos o sin ellos, no desborde hacia fuera es el primer grado de esa caridad hacia los demás, que es necesario vivir para ser simplemente justo. El temple sereno es presupuesto indispensable para toda convivencia, porque los otros, ya tienen sus propios problemas y su propio peso que no nos es lícito aumentar. “Llevad unos las cargas dee los otros” nos recomienda San Pablo. Es un paso más, en el arte de la convivencia. Para nota. En estos días de pre-campaña quizá sea bueno pensar en estas cosas, e ir a votar con ánimo sereno, y..cabeza despejada.
"Nubosidad variable" es una bonita novela de Carmen Martín Gaite.
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