Sefa
A veces, a lo largo de estos años, sentadas en “Sal y pimienta” a la hora del aperitivo o al caer la tarde - las mujeres tenemos las confidencias a flor de piel - le oí decir : “No me preocupa nada la muerte. A mi no me ata nadie. Muchas veces le digo al Señor: cuando Tu quieras”. Y resulta que ha querido ayer. Sefa, viuda y sin hijos, vivía sola y se ha ido sin dar la lata. De repente, en su casa, de modo impensable. Como murió mi padre, después, como él, de una vida de trabajo y honradez en la que Dios tomaba buena parte. Le agradecía haber podido traerse a sus padres a vivir con ella y haber podido cuidarlos hasta edad avanzada, que hubieran muerto en su casa y poder así “cubrir aguas”, en ese mandamiento dulce y costoso que es “honrar padre y madre”. Recuerdo muy bien el funeral, en San Alberto Magno, de Isabel, su madre y veo a Sefa en primera fila, contenta, sonriente, agradecida; no solo porque la Iglesia se llenó, siempre presumió de tener muchos amigos, sino porque todo había sido de ley. Algunas mujeres, de edad parecida a la suya, de la parroquia y del barrio, estamos conmovidas. Es un aldabonazo, que sin duda nos mejorará. Pocos días antes Esther, una de ellas me decía por teléfono: “Yo a Dios ahora me lo tomo muy en serio porque cada vez conozco a mas gente que la ves un día y al otro está muerta”. Reconocí la sensatez de sus palabras. Lo que ninguna de las dos podía imaginar es lo proféticas que pronto iban a resultar. Sefa, ex alumna de teresianas, ha muerto dentro de la novena de la Inmaculada que con tanta solemnidad se hacía en nuestro Colegio, y dos días antes, como todos los lunes, estaba por la noche en la parroquia en la “Catequesis de Adultos”.
1 Comentarios:
Te escribo desde Valencia. He llegado a tu blog por casualidad y me ha gustado encontrar lugares conocidos por mí, como Teresianas, San Andrés, Sal y Pimienta...
Un cordial saludo.
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