Lo que imprimió la impresora
He recibido en el correo un archivo con la nueva encíclica del Papa sobre la Esperanza. Me pongo a imprimirla y al poco se acaba la tinta y además la impresora sigue imprimiendo sin que consiga pararla. Es algo que me supera siempre. Pero he aquí que algo destaca en estupenda negrilla entre los folios gris pálido. Lo leo y lo encuentro precioso. Aquí está:
María, estrella de esperanza
“49. Con un himno del siglo VIII/IX, por tanto hace más de mil años, la Iglesia saluda a María, la Madre de Dios, como “estrella del mar”: Ave maris estella. La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía. Y ¿quién mejor que María podrá ser para nosotros estrella de esperanza, Ella que con su “sí” abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo; Ella se convirtió en el Arca viviente de la Alianza, en la que Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros, plantó su tienda entre nosotros.”
Carta Encíclica “SPE SALVI” de Benedicto XVI sobre LA ESPERANZA CRISTIANA
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