24 noviembre, 2007

Y sin embargo...

En la catequesis del jueves se me ocurrió, para preparar la fiesta de la Inmaculada, enseñarles la oración de “Bendita sea tu pureza”. Que voy a recordar o enseñar a mis amigos invisibles:

Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza
A ti celestial Princesa
Virgen sagrada María
Te ofrezco desde este día
Alma vida y corazón
Mírame con compasión
No me dejes Madre Mía.

Se, que en una clase de lengua o literatura de la universidad, después de que el catedrático se despachó a gusto con un lenguaje
indecente, se levantó un alumno y aprovechando la figura poética (¿será una décima? ) a la que pertenece, este pequeño poema, recitó en voz alta el “Bendita sea tu pureza”.

El caso es que después de hacer que los niños, mal que bien la escribiesen, Alejandro perfectamente y Rául de pena, se me ocurrió preguntarles: “¿Qué es la pureza?”. Ninguno me supo decir palabra. Y lo que es peor, tampoco yo acobardada por la asfixiante atmósfera que la televisión ha introducido en nuestras casas, tuve “explicaderas” para sus “entendederas”. Creo que es un buen reto hablar a los niños de pureza, y sin embargo creo que es un reto que hay que asumir.

1 Comentarios:

At 29 noviembre, 2007 20:50, Blogger pcruzp escribió...

Hola Rosa:
Qué cierto lo que dices, lo primero que se nos viene encima es el temor al ridículo, pero tenemos que sobreponernos. En esos momentos, Cristo necesita nuestra voz, ¿cómo negársela?

 

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