03 noviembre, 2007

Silvia

Cuando murió Josefina un 3 de noviembre, festividad de San Martín de Porres, natural de Lima, como Santa Rosa, nacido en el siglo XV, hijo de español y peruana y también dominico, aunque lego – conocido como Fray Escoba –, pensé que todo estaba en orden. Josefina además de tener una hija Rosa, había colgado su licenciatura en Pedagogía, pero la ejerció en casa. Casada con un lunático absorvente, se dedicó en cuerpo y alma a éste y a sus dos hijas. “ No puedo buscar trabajo”, me decía “ Paco – al que el negocio se le fue al traste - se acomplejaría todavía más, si además de no ganar él, trajera yo un sueldo a casa”. Así que Josefina, como Fray Escoba sabía bien lo que es servir, no solo manejando ésta, sino dando cariño, él a todos y ella a los suyos.

Pero resulta que el 3 de noviembre es también Santa Silvia, mártir romana. Y por ello quiero desde aquí felicitar a Silvia, de Buenos Aires, que buscando a Simone Weil, se encontró con mi “blog” y leyó: “Carmen Nieves Cristina”, le gustó y adjunto a le lectura un simpático comentario. Y justo la felicito el día que he estado, por primera vez, ante la tumba de Carmen Nieves Cristina. Así son las cosas.

Conozco a dos Silvias más. Una es peluquera a la que he dejado por encontrar otra más barata y la otra es una chica de Palencia, con cuento, con garra y con carácter que se ha cambiado el apellido, poniendo en primer lugar el de su madre, en vista de que su padre es un bohemio que los abandonó ella y su hermano eran niños y a ambos sacó adelante su madre dándole a la aguja.