08 agosto, 2007

Recordatorio

En los acontecimientos importantes de la vida, hoy la gente no encarga recordatorios. Y es una lástima. Las fechas se olvidan, las comidas se digieren y esas estampas, olvidadas a veces entre las páginas de un libro, suministran datos de nuestra propia historia o evocan – en el caso del recordatorio de la muerte de nuestros abuelos – esa patria de todos que es la infancia a la que tantas veces nos gusta volver.
Ayer encontré, en un libro leído hace tiempo, el recordatorio de la muerte de mi padre: una Virgen Dolorosa de Tiziano y detrás un texto, sentí el impulso de copiarlo en el blog y aquí está:

Excmo. Sr. D. Carmelo Navarro Garriga
Comandante Médico Director del Parque de Sanidad

De la Hermandad de Jesús Sacramentado, Caballero del Pilar,
del Rosario Perpetuo y de Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, en posesión de la Cruz Laureada de San Fernando (Defensa de Belchite) Cruz de guerra, Cruz Roja del Mérito Militar, Medalla de Campaña, Cruz de Mérito d la Guerra Italiana, Medalla de la Ciudad de Zaragoza.

Y después de decir que murió a los 50 años, habiendo recibido los Santos Sacramentos, y después de nombrar familiares y deudos e invitar a los generosos sufragios por su alma, esta jaculatoria

“Dulcísimo Jesús, no seáis su juez, sed su Salvador”


Muchas cosas pueden columbrarse de la lectura de un recordatorio. Página de intrahistoria, que nos recuerda que el tiempo pasa. Invitación a tomar la vida en serio porque “cada uno es hijo de sus obras”.