05 agosto, 2007

Familia, lectura, visita..

4-8-07

Mañana: la pasé casi toda leyendo bajo los pinos. El libro era interesante: “ El legado del cristianismo en la cultura occidental” de César Vidal. No había leído nada suyo y la vedad es que se aprende con él. En éste libro da un sustancioso repaso, a grandes rasgos, de la historia europea.

Tarde: visita a la capilla de las Madres Agustinas. Cinco monjas para un gran convento de clausura que tiene más de tres siglos: Sor Gema, Sor Rocío, Sor Mª Antonia, Sor Mary Angeles y Sor Eugenia. Ésta de ochenta y tres años y casi ciega. Al convento se accede por un sendero bordeado por muros de adobe, como el que, íbamos al huerto de mis abuelos, en Alcañiz: parras en las tapias, puertas de madera envejecida por la intemperie, cardos, maleza y zarza moras..Una delicia. Ya en el convento, hay que pedir la llave. Una monja la deja en el torno, y dice a través de él con voz dulce: “Ahí la tiene, Rosa”.Es una gran llave de hierro, que, utilizada como arma podría dejar fuera de juego a cualquiera. Tras empujar la pesada puerta la capilla en absoluta penumbra. Solo la roja lucecita que indica la presencia del Santísimo.


Sobre las seis vinieron a merendar desde la Vega, Pablo, Marta y los niños Un encanto ver a Martita y Belén coger pequeños caracoles entre la pinocha. Cuando se fueron, apareció por allí Isabel. Nos hicimos amigas hace años cuando ella pasaba por delante de casa al ir a por almendras.
Me alegré de verla. Hacía tiempo que no la veía, porque vive en Nuremberg. Ahora tiene otro marido, Alfred.