Recortes
Me sacaron en “Las Provincias”: “Como niños”, reducido a la mitad. Cortaron todo lo que era “apostólico”. La verdad es que saben cortar bien, pero la carta (que es columna, yo siempre escribo columnas) sabía a poco. Mi hijo Juan me dijo: “Leí tu carta en el Periódico. Me pareció un poco pobre”. Le expliqué el caso. También puede ser que la cortaran por la enmaquetación. Bueno. Como decía mi madre: más se perdió en la guerra de Cuba.
Con Chesterton una vez más
La verdad es que resulta encantador conversar con él a la hora del café. Toda lectura es diálogo y ¿dónde va a encontrar una interlocutor más lúcido y más bueno, en el buen sentido de la palabra?. Ya había leído hace años su “ San Francisco de Asís” y su “Santo Tomás de Aquino”. Una delicia. Y un tormento porque una querría tomar nota de todo y no se puede. Acaba una la lectura con ganas de decirle: ¡viva la madre que te echo al mundo¡ Por cierto, que a su madre dedicó “Ortodoxia”. Nada más, ni nada menos.
Los pollos
Mi abuelo Gregorio, hombre simpático, del que alguna vez he contado algo, decía lleno de satisfacción y de evidente gratitud ( las cosas, cuando se ven como regalos mejoran, la frase aunque no textual es de mi amigo Gilbert Kheit): “No cabrían en esta habitación, los pollos que me llevo comidos”. Es de notar que en esos tiempos el pollo era un manjar de fiesta, y riquísimo de sabor. Nada que ver con los pollos que ahora conocemos. Y yo me digo ¿Cuánto ocuparían los miles de palabras aque he leído en mi vida?. Como mi abuelo, lo agradezco
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