06 junio, 2007

Evolución

Aunque sé que la Iglesia acepta la teoría de la evolución siempre y cuando se reconozca la intervención directa de Dios, en la creación del alma humana, el tema de que descendamos del mono, siempre me ha parecido, con el debido respeto para el señor Darwin, una soberana estupidez. Hace falta mucha fe para ver a un chimpancé pariente propio, aunque lejano. A menudo sucede eso, que hace más fe para creer lo que dice la ciencia (por un tiempo, porque en la ciencia también hay modas), que lo que dice la Escritura. Por ello me alegré de encontrar las palabras que sobre este tema pronunció William J. Bryan :

“Yo no voy tan lejos como algunos en cuanto a la doctrina de la evolución. Todavía no estoy convencido de que el hombre descienda literalmente de los animales inferiores. Yo no voy a atacarlos a ustedes porque deseen aceptar esa teoría; lo único que les digo es que, si bien pueden buscar su ascendencia en el mono si ello les produce placer u orgullo, les pido que no me relacionen a mí en su árbol genealógico sin más pruebas que las que tenemos hasta ahora.”