6 de diciembre
El 6 de diciembre celebramos los 28 años de la constitución de “La Constitución”. Era el año 78. El mismo en que en agosto mi hijo Juan, de diez años, cantaba a voz en grito en la cocina de Albarracín : “Aquel mundial..”,. mientras secaba los cubiertos de la cena. Eran los Mundiales de fútbol en Argentina. y allí estaba entonces su corazón.
El 26 de ese mes murió Juan Pablo I el Papa de la sonrisa, el Papa al que el Señor pronto relevó de su cargo dejando en su lugar ese arrebatador y entrañable ciclón que fue Juan Pablo II. Fue esa verano de Albarracín cuando conocí a Pepa, las dos bajábamos con nuestros niños al río. Pepa no vivía con su marido pero ni él ni ella contrajeron nuevo vínculo y ella siempre le cuidó cuando fue necesario. Me la encontré hace dos días en el autobús y me dijo con los ojos arrasados: “Ha muerto Joaquín. Ha sido un valiente en su resistencia al dolor.” Le aconsejé que rezara por él y me contestó: “Siempre lo he hecho. A diario”. Eres grande Pepa, le dije.
El 6 de diciembre, por otra parte es la festividad de San Nicolás de Bari. Patrono de los asuntos económicos y de las muchachas incasables… “San Nicolás, danos más”,decía mi amiga Estrella, que vive austeramente, pero necesita medios para remediar tanto desamparo. Sin quitar importancia a un código de relación entre todos los españoles quiero apuntar que Constituciones hay ya unas cuantas en nuestra historia pero San Nicolás de Bari solo hay uno. Donde esté una vida…
El 6 de diciembre por la noche, no recuerdo el año, murió mi tío Fernando, un hombre de bien que de anciano, empalmaba las misas en El Pilar de Zaragoza. Mucho podría contar de tan buen sujeto, pero lo dejaré aquí y por una vez no me iré por los cerros de Úbeda.
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