Madame de Sévigné
Madame de Sévigné, una de las mejores prosistas francesas, ni fue famosa en vida, ni pretendió ser escritora. Es más, le aterraba la posibilidad de verse en letra impresa, sin embargo los cientos de cartas que escribió, a su amada hija casada que vivía lejos de París, afortunadamente se han conservado y han sido leídas generación tras generación. Al comprobar cómo lo que ella escribió en 1670 lo leemos con la misma sensación de frescura e inmediatez que si hubiera sido escrito ayer, no solo calibramos lo bien que escribe esta mujer, sino ver que las cosas que realmente tienen valor se conservan por sí mismas aunque nadie se preocupe de ello, como también ver una vez más que el hombre es siempre el mismo en la corte del Rey Sol o en el 2006, como lo demuestra este fragmento de una de sus cartas: “…vuestro hermano es un joven a la moda: nada de Pascuas, nada de jubileo, tragarse el pecado como quien bebe agua: todo eso es admirable. No he encontrado en él nada bueno sino el temor de cometer un sacrilegio.”
El hijo de Madame de Sévigné, acabó sentando la cabeza, fue fiel en su matrimonio y dado a las prácticas religiosas en su madurez .
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