El santo y el poeta
El 28 de marzo de 1925, que era sábado de témporas, fue ordenado sacerdote San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei. Nunca olvido esa fecha. En su honor, antes de que acabe el día copio palabras suyas: “Piensa primero en los demás. Así pasarás por la tierra, con errores sí – que son inevitables -, pero dejando un rastro de bien” (Vía Crucis, XIV Estación). Y alguna más: hablando de “Camino”, que junto al Kempis tanto ha influido en la espiritualidad cristiana, dijo San Josemaría en 1966: “Yo escribí una buena parte de Camino en los años comprendidos entre 1928 y 1933, y la publiqué en 1934; y con esa publicación traté de preparar un plano inclinado muy largo, para que fueran subiendo poco a poco las almas, hasta alcanzar a comprender la llamada divina; llegando a ser almas contemplativas en medio de la calle”.
Otro 28 de marzo, era Viernes Santo, murió en la cárcel Miguel Hernández. El poeta cabrero, fue a Madrid a pedir consejo y trabajo a un poeta de fama. Éste escribió en su “Robinson Literario”:
“Queridos camaradas de la Literatura: ¿no tenéis unas ovejas que guardar? Gobierno de intelectuales: ¿no tenéis ningún intelectual que esté como una cabra para que lo pastoree este muchacho? ¿Quién ayuda al nuevo pastor poeta? ¿Qué ganado se le confía?¡A ver¡ ¡A ver¡Un destino para este montaraz. ¡A ver esa casa de los poetas¡ Hacedle aunque sea ferroviario…”
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