03 abril, 2006

¡Levantaos¡ ¡vamos¡

Quise escribir ayer recordando al entrañable Juan Pablo II, puesto que hacía un año de su muerte. Vino mi gente a merendar, lo que no lamento, y me fundió la tarde. Hoy le dejo a él la palabra:
“ Recientemente he hablado del deber de recibir dignamente la Sagrada Comunión (Eclessia de Echaristia,37); esta disposición comienza a formarse ya desde la confesión que precede a la Primera comunión. Es probable que cada uno de nosotros recuerde con emoción su primera confesión de niño.
Un testimonio conmovedor de amor pastoral por los niños lo dio mi predecesr san Pío X con su decisión sobre la Primera comunión. No solamente redujo la edad necesaria para acercarse a la Mesa del Señor,de lo que yo mismo me aproveché en mayo de 1929,sino quedió la posibilidad de recibir la comunión incluso antes de haber cumplido los siete años si el niño muestra tener suficiente discernimiento. La Sagrada Comunión anticipada fue una cisión pastoral que merece ser recordada y alabada. Ha producido muchos frutos de santidad y de apostolado entreniños, favorecindo que surgieran vocaciones sacerdotales.”

(¡Levantaos¡ ¡vamos¡, libro autobiográfico de Juan Pablo II, especialmente dedicado a los obispos, pero que vale la pena leer aunque no se sea Obispo)