07 abril, 2006

EL fogón

El alejamiento de la mujer del hogar – la cocina, el sentar a diario a su gente a la mesa, su tiempo disponible, etc - aunque los tiempos así lo aconsejen por muchas y contundentes razones, la necesaria emancipación de la mujer, que a la postre la conduce a una mayor esclavitud, se traduce de hecho en una menor influencia de la mujer sobre el hombre. Se que puede sonar a paradoja, pero las paradojas no me asustan. Éste será capaz de verla como colega o como amante, pero ella ha perdido “tirón”.
Miguel de Unamuno, marido fiel y padre de nueve hijos, lamentando el modo en que las mujeres utilizaban este ascendiente, dirá en su “Vida de Don Quijote y Sancho”: “Y pensar que mujeres que apenas saben mover cuatro palillos de randa son las que mueven a los hombres de España”. Creo que los libros de D. Miguel, ni se hubieran escrito, ni se seguirían leyendo sin la estabilidad del hogar que le dio su Concha Lizárraga, “su costumbre”, Sin ella hubiera acabado por convertirse en un viejo cascarrabias.
Han sido unas pocas líneas en homenaje a las mujeres de todos los tiempos que han tenido el coraje de aceptar, sin paliativos, la dura condición femenina en una sociedad suicida que empezó a dejar de valorarla hace años.