De una conferencia de Jérôme Léjeune
En el Helsinki en abril l991 en una conferencia internacional en defensa de la vida, Léjeune ( viejo amigo del que tengo un artículo precioso que no sé por donde para) comenzó su discurso con unas palabras llenas de claridad que iluminaban un mundo obscurecido por las tinieblas: “La moderna genética demuestra que, en el momento mismo en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, toda la formación genética que define el nuevo individuo ya está escrita por completo en esa primera célula. Ningún otro dato entra en el óvulo tras esa fecundación inicial. Por lo tanto la ciencia nos muestra que el ser humano no sería un ser humano sino hubiera sido concebido originalmente como un ser humano.” Y proseguía: “En este contexto, si una ley se atreviera a sostener que el embrión humano no es un ser humano, y que Su Majestad la Reina de Inglaterra fue una especie de chimpancé durante los primeros catorce días de su vida, no nos encontraríamos ante una ley verdadera sino ante una manipulación de la opinión pública. Desde luego nadie está obligado a aceptar las conclusiones de la ciencia. Ustedes pueden decir: prefiero ser un ignorante y rechazar absolutamente cualquier descubrimiento científico. Es la opción que he elegido. Muy bien; pero esa opción que ha elegido usted, y que ahora resulta “políticamente correcta” en determinados países, no deja de ser una actitud oscurantista. Y como ustedes saben bien, la ciencia y los científicos aborrecemos cualquier tipo de oscurantismo”. Alexander Havard, que fue quien organizó la conferencia, amigo de Léjeune – genetista y profesor que descubrió en 1958 las causas de la trisomía 21- al que conoció en Estrasburgo, durante un Congreso Internacional sobre la familia – nos cuenta: “ vi que en la primera fila del auditorio había una mujer que sonreía con satisfacción. Era Päivi Räsä nen médico y escritora y que pocos años después se convertiría en Presidenta del Partido Demócrata Cristiano y en Ministro del Interior. Es una mujer que respeta a vida, a Dios y a su país.
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