17 octubre, 2015

Pilares

“Cuatro pilares tiene mi cama, y cuatro ángeles que la acompañan…”, como a tantos otros de mi generación me enseñaron esa oración de pequeña y me gusta recordarla, como puedo recordar “La canción del pirata”, porque entonces era pequeña, y además me trae a la cabeza la casa de Alcañiz, con su suelo de baldosas rojas y brillantes, sus muchos balcones a la plaza y a la Iglesia del Carmen y su cuarto “prohibido”, cuya puerta de cristal esmerilado nos estaba traspasar a los niños porque allí se guardaban las mantecadas y los orejones y las tinajas de olivas negras .. Este año, el día de la Virgen del Pilar recordé a tres mujeres muy importantes en mi vida: Pilar Garriga mi abuela, Pilar Gimeno – hermana de mi madre – y Pilar Navarro – hermana de mi padre-. Las tres han dejado muy alto el pabellón de la mujer aragonesa, que rima con princesa. Las tres me han enseñado mucho y les debo agradecimiento y cariño. Las tres son mis pilares, Con las tres se podría escribir una bonita historia. Me faltaba un cuarto pilar, por.. estética, y lo encontré graciosamente: la madre Pilar de Felipe, del Espíritu Santo, una monja entrañable que me sonrió desde niña y me enseñó a luchar contra. Me gusta recordar y lo voy a hacer aquí, que en 6º de bachillerato escribió en una ficha psicotécnica que mandaban a casa las teresianas: “ Franca, sincera, movida y charlatana, con magníficos deseos de formarse, lucha Rosita contra su temperamento flojo y muelle…” Bueno pues nada más. Hasta otra, que hay mucho que contar , Dios mediante.