27 septiembre, 2015

27 de septiembre del 2015

Hoy el Papa está en Filadelfia, en el “Encuentro con las Familias” que dejó apalabrado Benedicto XVI, fecha y sitio y que Francisco ha respetado. Muchos, de todas partes estamos con él porque rezar por la familia es algo muy serio. Tres de mis hijos vuelven del fin de semana, cada uno con su familia. Mucho que agradecer todos tienen trabajo y pueden permitirse esas escapadas amén del día a día. Marta, su nombre ruso es Tatiana, mi nieta mayor ha venido a comer porque ha preferido pasarlo en Valencia para participar en una carrera en que mientras la hacían les echaban polvos coloreados y pintura. Hay gustos para todos. Si hubiera sido hija mía no le hubiera dejado ir, su madre se resistió pero al final claudicó porque iban buenas chicas. Ha venido con la cara que me recordaba a Kim Novak haciendo de bruja porque tiene el pelo rubio y unos bonitos ojos verdes, en este caso enmarcados de gris y violeta. Me ha gustado verla. Después de haberse lavado a conciencia e incluso las manos con lejía me ha dejado el cuarto de baño impecable. Le he cuidado la comida porque a fin de cuentas volverá sobre ese recuerdo muchas veces en su vida como vuelvo yo sobre las estupendas comidas que nos deba la tía Pilar cuando íbamos a pasar el mes de agosto en Samper. Y, hablando de abuelas, copio, porque al caso viene, algo que sobre su abuela contó Silvija – una doctora que practicó muchos abortos en Letonia y luego hizo campaña por la vida hasta en el Parlamento- : “Yo solo había oído hablar de Dios a mi abuela, que me recordaba cuando era pequeña: - “No te olvides, Silvija Dios te está mirando. Dios te ve siempre actúa de que le agrade.” Mi abuela era muy cariñosa conmigo. Pero hacía algo que me desconcertaba: cuando comenzaba a reza el rosario, sentada en su sillón y sonriéndome, yo le pedía que jugara conmigo. Ella, tan solícia siempre me hacía esperar hasta que terminara, Mientras tanto yo le insistía una y otra vez: “Abuela, mira esto..” – “espera unos minutos, Silvija- decía siempre en voz baja -, que ahora estoy rezando por ti”. Pues eso. Total un día bonito con mucho que agradecer, que no me da tiempo a contar.