21 septiembre, 2014

De Chateaubriand (1768-1848)

En “Memorias de Ultratumba” François de Chateaubriand nos cuenta así su Primera Comunión: “Al día siguiente, Jueves Santo, fui admitido a esa ceremonia conmovedora y sublime, que yo en vano he tratado de bosquejar en “El Genio del Cristianismo”. Podría haber reemcontrado en ella mis pequeñas y acostumbradas humillaciones, porque mi ramo de flores y mis vestidos eran menos hermosos que ,los de mis compañeros. Pero ese día todo fue para Dios y por Dio. Sé bién que es la fe: la presencia real de la víctima en el santo sacramento del altar me resultaba tan sensible como la de mi madre al lado. Cuando fue depositada la hostia sobre mis labios, me sentí iluminado por dentro. Temblaba de respeto y la única cosa material que me preocupaba era el miedo de profanar el pan sagrado. “El pan que yo os propongo / es alimento de ángeles / y Dios mismo lo fabrica / con la flor de su trigo” (Racine). Entendí entonces la valentía de los mártires: en aquel momento habría podido confesar a Cristo en el potro de tortura o en medio de los leones.” También en “Memorias de Ultratumba” habla así dc su madre: “ La ternura filial que yo conservaba por Madame de Chateubriand ( su madre) era profunda. Mi infancia y mi juventud estaban intimamente unidas al recuerdo de mi madr. Todo lo que yo sabía venía de ella. La idea de haber envenenado los últimos días de la mujer que me llevó en su seno, me desesperó. Arrojé al fuego con horror, algunos ejemplartes del “Ensayo”, como instrumento de mi crimen. Si me hubiera sido posible aniquilar esa obra lo hubiera hecho sin dudar. No me curé de esa turbación hasta que me vino el pensamiento de expiar mi primera obra con otra de cáracter religioso: ese fue el origen de “El Genio del Cristianismo” Buenas noches.