10 enero, 2014

ImprescindibleM

Pian pianito, voy leyendo – 15 minutos- cada mañana después de desayunar la exhortación apostólica del Papa Francisco “ Evangelii mo sanador degaudium” ( La alegría del evangelio) y nunca me voy de vacío. Ya voy por la página 134. Esta mamana he leído lo siguiente respecto al acompañamiento espiritual de quien evangeliza. Dice así: “En una civilización paradojicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los deetalles de la vida de los demás,impudorosamente enferma de una curiosidad malsana, la Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario. En este mundo los ministros ordenados y los demás agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos – sacerdotes, religiosos y laicos – en este arte de “acompañamiento -, para que todos aprendan a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (Ex,3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana.” Digo yo que si leemos cosas así cada día, en algo cambiará en nuestra vida, que dejar vida y contribuiremos a cambiar el mundo poco a poco en lugar de lamentarlos de él.