17 noviembre, 2013

La misa dominical (de viejas y queridas libretas)

“La Palabra de Dios y la razón van juntas”. Esta frase, clara, corta y verdadera, vale la pewna almacenarla en memoria. Benedicto XVI la utilizó dentro de un contexto: la homilía de la misa en el Congreso Eucarístico de Bari el 29 de mayo del 2005, en la que habló de la importancia de la misa dominical. Dijo el Papa recordando el número de cristianos que fueron martirizados en el siglo IV, por haber desobedecido la ley que les prohibía reunirse los domingos para el culto divino:“Fue significativa entre otras la respuesta que un cierto Émerito al procónsul que le preguntó por qué habían transgredido la severa orden del Emperador. Respondió: “sine domenico, non possumus”,es decir,sin reunirse en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía, no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias y no sucumbir “. Después dee atroces torturas, estos cuarenta y nueve mártires de Abitinia fueron asesinados. Así con la efusión de su sangre, confirmaron su fe. Murieron poero vencieron; ahora les recordamos en la gloria de Cristo resucitado”. Y continuó diciendo el Papa: “El precepto festivo no es un deber impuesto desde fuera, un peso sobre nuestros hombros. Al contrario, al participar de la celebración dominical, alimentarse del pan eucarístico y experimentar la comunión con nuestros hermanos y hermanas en Cristo, es una necesidad para un cristiano; es una alegría; así el cristiano puede encontrar la energía necesaria para el camino que debemos recorrer cada semana. Por lo demás no es un camino arbitrario: El camino que Dios nos indica con su Palabra, va en la dirección inscrita en la esencia misma del hombre. La Palabra de Dios y la razón van juntas. Seguir la Palabra de Dios, estar con Cristo significa para el hombre realizarse a sí mismo.” ¿Seremos capaces de vivir y transmitir con claridad lo único que vale la pena?