03 septiembre, 2013

Un amor a Dios desinteresado

Sobre el amor desinteresado a Dios, he encontrado un párrafo precioso que nos puede ayudar “Después de nuestro “encuentro” – con el amor de Dios sobre cada uno, de sentirnos amados por Él -, hemos aprendido a Amar a Dios por Sí mismo, por su Bondad intrínseca, sin recompensa sensible alguna, ni siquiera el cielo. Deseamos el cielo ¡cómo no¡, pero nuestro amor no se fija en los gozos y alegrías con que Él paga la menudencia de nuestra adhesión. Sólo Él es digno de ser amado “hasta el extremo”, porque así nos amó. Solo a la Bondad Esencial puedo entregar de modo radical mi amor y mi vida. “Amo porque amo; amo por amor”, decía San Bernardo, no por otro motivo. Y aquí viene , como anillo al dedo aquella exclamación de Santa Teresa: “no plegue a Vuestra Majestad que cosa de tanto precio como Vos mismo, se dé a gente que solo os sirve por gustos”. Es la razón última y definitiva para todo. Dios se nos entrega en el amor que recibimos de Él; nuestra correspondencia no tiene más fin que devolverle amor por amor.” “….. El amor desinteresado es como “la piedra de toque” de la auténtica correspondencia del Amor a Dios. Durante toda la vida será necesario ir acreciendo este desinterés, que supone apartar el “yo” de delante. Buscar solo amar y servir a Dios y al prójimo por Dios. Desear sólo “Amor y más amor, para amarle y más amarle”. Y resulta muy aleccionador considerar que ésta será precisamente, la condición "sine quanon" para pasar del purgatorio a la gloria del cielo. El problema al que se enfrentan las almas, en la situación que estamos considerando, no es evitar el infierno; el verdadero problema es quedarse a mitad de camino del Amor.” (“Despertar al asombro” Manuel Ordeig Corsini) Hasta pronto