12 septiembre, 2013

La tía Lolita

El día 6 de septiembre fué el aniversario de la muerte de mí tía Lolita. Mi tía Lolita estará en el cielo porque no pretendió otra cosa en toda su vida. Como me ocurre siempre en el aniversario de la muerte de alguien que me quiso, tuve un día bonito. Ya de mañana le mandaron a Juan un paquete de ejemplares de su nuevo libro: “La Medicina India, según las fuentes del Ayurveda”. La tía Lolita era Farmacéutica y mi padre Médico. Un Médico estudioso siempre, interesado por la Homeopatía, la Medicina china.. Desde el cielo se habrá alegrado de ver la publicación de su nieto. Mi padre también tenía claro que después de esta vida había otra y que había que ganársela. Dice San Agustín que los muertos no se ven, pero están presentes. El día que murió en Zaragoza Lolita, y a esa misma hora, yo estaba en Valencia escribiendo para “Aleluya” un salmo enardecedor: “¡Hay cantos de victoria en las tiendas de los justos¡”. Lolita Navarro fué una mujer discreta hasta para morirse. Si se llega a morir después que su hermana Pilar, ambas Farmacéuticas y solteras, los sobrinos no vemos un euro porque Lolita, que además de buena estuvo siempre en la parra, después de heredar a su hermana, hubiera dejado todo a la Iglesia. Dios Padre, en su infinita sabiduría, al disponer el orden de sus muertes, nos arregló la vida a los sobrinos. También quiero reseñar que, cuando al faltar mi tía Pilarín, fuí a Zaragoza a hacerme cargo de la parte de mi herencia, antes de ir al notario oí misa en “El Pilar” y no sin agradecimiento – tengo una gran familia que alimentar - escuché este salmo, que como muchos, da alas a la vida del hombre: “¡Los justos tendrán su derecho, y un porvenir los rectos de corazón”. Son cosas que creo que hay que contar.